“El portero tiene que ser fuerte mentalmente y hay que convertirse en piel de cocodrilo porque siempre estamos en el ojo del huracán”, dice el portero de Motagua, Marlon Licona.
Saúl Carranza
“No es nada personal, pero para mí los arqueros desde siempre me han parecido seres luminosos, pájaros de mal agüero.
Personajes solitarios, ermitaños que todo lo ven de lejos y que tienen permitido lo prohibido: se encargan de evitar goles y, al hacerlo, frustran toda alegría. ¡Son una catástrofe!”.
Y no podía estar más de acuerdo con este pensamiento de "Batuta", personaje que le dio vida el actor argentino, Guillermo Francella en la película Rudo y Cursi.
Los porteros son los eternos villanos y en ocasiones héroes sin capas, pues el crédito siempre será para el delantero o incluso el volante.
Es decir, el que anota el gol será la portada de los diarios y la comidilla de la hinchada. El mejor ejemplo fue lo que sucedió en el Mundial de Qatar, todos los reflectores fueron con el astro Lionel Messi, pero el “héroe sin capa” fue el “Dibu” Martínez.
El guardameta de la albiceleste realizó la parada del Mundial al francés Kolo Muani y después para dos lanzamientos de penal. Sin embargo, Todo giró alrededor de Messi y los cuestionamientos para el “Dibu” por su desacertada celebración.
Nos raspamos los codos y rodillas para evitar goles (y lo digo con causa y efecto, porque desde los nueve años uso los guantes de portero). Por una acertada intervención nos aplauden por un breve instante, pero nos cuestionan toda la vida si hay un gol con responsabilidad nuestra.
Eso demuestra que olvidamos rápidamente los buenos momentos. En este puesto no existe la gratitud y hay que tener mente fría para soportar cada “cagada”.
Voces autorizadas
Hace un par de meses tuve la oportunidad de conversar con el guardameta de Motagua, Marlon Licona, y coincidió que este puesto “es muy difícil”.
“Tiene que ser fuerte uno mentalmente y hay que convertirse en piel de cocodrilo porque siempre estamos en el ojo del huracán. Es muy difícil ser portero”, aseguró el 25 del Ciclón Azul.
- Viene Marlon Licona y hace cinco voladas en el partido, pero el delantero anota el gol y luego los medios de comunicación lo convierten en el héroe ¿Es injusto? - le consulté.
“Sí, claro. Eso lo he vivido en muchos partidos y eso es lo complicado el ser portero. Llevas casi todas las de perder, pero gracias a Dios he decidido este puesto, me encanta ser portero, hacer una tapada, hacer una salida, aunque todos celebren el gol y yo quedo celebrando solo. Me gusta ser portero”.
-¿ Alguna vez se ha arrepentido de ser portero?-
Sí, y el que diga que no es mentiroso. A veces uno pasa por momentos difíciles en la portería, pero lo bueno que en el fútbol siempre hay revanchas.
Otro que tiene autoridad para definir el sufrimiento de la persona que se dedica a defender el marco, o mejor dicho, evitar los goles es el ex portero de la Selección Nacional, Noel Valladares.
El ex mundialista de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 expresó en su momento que “ser portero es un puesto muy ingrato. La gente olvida lo que hacemos y pasa más pendiente del que hace los goles. He sido un privilegiado, pero también pasé por duros momentos y al final la que más sufre es la familia”.
Licona y Valladares lo han expresado mejor. Ser portero es complicado y no es para cualquier persona.
“Personas tímidas no llegan a nada en este puesto”
De su parte, el preparador de arqueros del Real España, Marcelo Scalessie puede presumir que entrenó a los mejores porteros del país: Noel Valladares, Donis Escober, Edrick Menjivar y Luis “Buba” López. ¿Se puede pedir más?
Scalessie nos expuso que “el meta tiene la oportunidad de ver todo lo que sucede en la cancha, pasa pendiente de sus compañeros, de los líneas, de los árbitros, del utilero, de los aficionados y de sus funciones. Son 90 minutos intensos y de mucho estrés físico y mental”.
Por lo tanto, concluyó diciendo que este puesto es para personas de mente fría y aseguró que “personas tímidas no llegan a nada en este puesto de portero, porque en los equipos grandes hay exigencias como la de nosotros”.
Juegos mentales
Volvemos al tema de la actualidad y precisamente al portero de la campeona Argentina, quien tuvo mucho que ver para que su selección obtuviera su tercera estrella dorada mundialista.
Martínez, quien milita en el Aston Villa de la Premier League de Inglaterra, hizo lo que tenía que hacer en el Mundial de Qatar, respondió con altura en los tres palos, pero lo que le reconozco es su juego mental, esa manera de “comerse sicológicamente” a sus rivales ¡Un show!
Sin embargo, hay que ser sinceros, decirlo y escribirlo “Dibu” no es un arquero “wow” y tampoco merecía el premio al mejor portero del mundial.
Arqueros como el croata Dominik Livaković o el marroquí, Yassine Bounou fueron más determinantes en sus selecciones y no fueron considerados por la FIFA.
Sin embargo, hay algo que le aplaudo al sudamericano que aparte de ser fuerte mentalmente, disfruta lo que hace.
“Dibu” tiene sangre para jugar, si hace una atajada de penal, se le viene un bailecito, ordena a sus compañeros, goza su momento y eso se ha perdido, pues a la fecha los arqueros son fríos con caras de pocos amigos y reflejan estrés.
El “Dibu” se adelantó a una nueva época de los arqueros, donde intimidar verbalmente al rival o hacer locuras se ha puesto de moda, muy de moda. Algo parecido a lo que hacía René Higuita o Jorge Campos, hablando deportivamente, porque ellos le ponían sabor a la meta.
Para terminar, deseo que los jóvenes no aprendan las celebraciones del meta argentino, sobre todo esa de ponerse sus títulos personales entre sus piernas o en sus genitales. Haciendo a un lado ese punto negativo, el “Dibu” Martínez le ha puesto color a la portería.
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