El equipo capitalino no cuenta con el apoyo del gobierno ni de la empresa privada. Entrenan con las uñas.
“Cuando yo caí en la depresión, no quería salir de mi casa; pensaba que era un monstruo, porque la gente no estaba adaptaba a verme así. Gracias a Dios se me quitaron los malos pensamientos”, dice el armador de los Catrachos, Bayron Aguilar.
Por Saúl Carranza
Cada fin de semana es religioso que los integrantes del equipo de baloncesto “Catrachos” de Tegucigalpa suden la gota gorda a más no poder.
Son las 9 de la mañana, el sol aprieta y sofoca, pero eso no es excusa para bajar los brazos.
El entrenamiento se realiza en la cancha del 21 de Febrero bajo el mando del entrenador Carlos Barahona, quien hace sonar su silbato, pues los campeones van a dejar el alma y el corazón en la cancha.
Trabajan con las uñas
El DT Barahona nos dice que el equipo “Catrachos” no recibe apoyo del gobierno y mucho menos de la empresa privada; que tienen que ajustar dinero para comprar balones, bolsas de agua y sillas.
Por cierto, cada silla tiene un valor de 1.500 dólares (unos 37.500 lempiras).
Luego observamos las sillas de los atletas y nos damos cuenta que no son deportivas, que no cuentan con suficientes balones de básquetbol y que están ajustando para las bolsas con agua.
“Estos si son los verdaderos héroes nacionales, pero no tenemos apoyo y ese es el grave problema. Necesitamos las sillas profesionales, porque las que tienen ellos son genéricas y no cumplen con el funcionamiento para poder jugar”, explica Barahona.
Reflexionó que la actual administración no tiene una visión para apoyar a las personas con capacidades especiales y “eso duele”, porque “refleja que estamos en pañales”.
“Me duele ver a los jugadores así. Ellos se transportan solos, no hay un bus para que vayan a recoger a los jugadores, no hay agua, masajista, son muchas cosas, pero estamos acá de frente y yo no los voy a dejar solos. Aquí estaré con ellos pase lo que pase”, apuntó Barahona.
“Aquí nos quitamos el estrés”
Luego aparece en escena el Ala-Pivot, Francisco Javier Lemus, quien porta un buzo azul, camisa roja y unas muletas. ¡También porta una sonrisa de oreja a oreja!
En la cancha cementera le espera su silla de ruedas, luego hace a un lado sus muletas, se sienta con cuidado y nos dice en tono alegre: “Aquí nos quitamos todo el estrés de la semana. Tengo tres semanas de estar en el proyecto y me ha servido mucho mentalmente”.
Lemus, de 30 años de edad, no se achica ante la cámara de ICN y nos cuenta en confianza que su semanita es muy intensa, pues tiene dos empleos. Trabaja para la empresa Pedidos Ya y en la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer.
Dice con orgullo que está felizmente casado y que tiene dos hijos maravillosos (Ángel y Ariana), sus mayores orgullos.
A Lemus le hace falta su pierna izquierda y le consulto.
–¿Cuénteme su historia?
–Lemus se pone serio– Yo padecí de un cáncer a la edad de 15 años. Se llama sarcoma (cáncer que empieza en ciertas partes del cuerpo como los huesos o los músculos).
Debido a esa enfermedad tuve que perder la pierna, lastimosamente mi cáncer lo tenía bien avanzado y me amputaron la pierna. Eso fue hace 15 años y fue la mejor decisión que tomé. Soy una persona realizada, tengo dos empleos, mi esposa, mis dos hijos que son el motor de mis días.
Recordó que su proceso de recuperación fue lento y duro, porque “tenía 15 años y era la edad de los sueños”.
“Yo soñaba con ser un gran mecánico, sacar mis cursos en el Infop y tener mi taller, pero Dios me puso en otras áreas y saqué Bachillerato en Ciencias y Letras. Ahora trabajo desde hace 11 años en la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer."
¿Cómo le hace para sacar fuerzas en sus días?
"Pues, es mi familia, yo veo a mis hijos y ellos me inspiran. Salgo de mi casa a las 6 de la mañana y llego a las 10 de la noche. No es fácil, pero lo que me importa es el bienestar de mis hijos."
“Antes creí que era un monstruo”
A nuestra plática se une el armador, Bayron Aguilar. Un gran atleta que juega con mucha valentía, es el armador del equipo.
El atleta hondureño se traslada en una moto color roja de cuatro ruedas que le permite carga a su mejor amiga: su silla de ruedas para jugar basketball.
Sin perder el ánimo, nos contó que la vida le cambió a sus 18 años, cuando le cayó desde el cielo “una bala perdida”.
“Yo venía del colegio Luis Bográn (horario nocturno) y la bala me impactó en el pecho, luego agarró para abajo y me llegó hasta la columna. Fue una bala perdida”, relató Aguilar.
“Cuando yo caí en la depresión, no quería salir de mi casa; pensaba que era un monstruo, porque la gente no estaba adaptada a verme así. Gracias a Dios se me quitaron los malos pensamientos”.
–¿Qué tipo de pensamientos?
"Fíjese que yo llegué a pensar en quitarme la vida, porque era algo tan difícil que no me podía mover, me tenían que cambiar, pero recibí terapias y eso me ayudó a seguir adelante."
“Luego en el equipo vi como mis compañeros andan sus motos, sus carros y ahí empecé a quitarme el miedo. Antes me iba en taxi, ahora ando en mi motocicleta”, dice con alegría Aguilar, quien es barbero y tiene un negocio en la fabricación de piñatas.
A rigiar
Los Catrachos se pelean por tener la pelota en sus manos, es como si fuera la última Coca Cola del desierto.
La palabra limitación no existe para los miembros del club Catrachos, que por distintas situaciones de la vida están en silla de ruedas. Para ellos, la discapacidad está en el cuerpo y no en la mente.
El equipo "Catrachos" me demostró que pese a las circunstancias siempre hay una luz en el camino. Siempre. Ya quiero que sea sábado y domingo para ir apoyar a mi nuevo equipo.
“¡Vamos con todo Catrachos!”
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Frases de los verdaderos campeones
“Nuestro sueño es que formen una liga para incrementar a las personas a que acerquen a jugar este deporte. En Honduras más de un millón de personas con discapacidades físicas y mentales”.
Carlos Barahona/ DT de Catrachos
“Los entrenamientos los esperamos con ansias, porque pasamos estresados en el encierro. Catrachos es un pedazo de mi corazón, lo llevo en el alma, porque me ayudó a salir adelante”.
Francisco Lemus/ jugador de baloncesto
“De no ser por Catrachos estaría encerrado en mi casa y volvería a la depresión. Agradezco a Dios por formar parte de este equipo”.
Bayron Aguilar/ jugador de baloncesto
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