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Foto del escritorClaudia Díaz

"Yo trabajo primero para la extorsión, después para la gasolina y la comida," lamenta don Faustino



Por Claudia Díaz


El fenómeno de la extorsión se ha instaurado desde hace alrededor de diez años en el país y actualmente registra un aumento de 8,5% a 9% de incidencia. La afectación de la extorsión está dirigida por grupos antisociales y se presenta a través del “impuesto de guerra” afectando de manera directa al sector transporte, entre otros.


Don Faustino Escoto, de 65 años y padre de dos jóvenes, lleva 10 años en el rubro del transporte y cuenta cómo le ha afectado este flagelo: “yo trabajo primero para la extorsión, después para la tarifa, sino me quitan el carro, más la gasolina y la comida”.


Escoto, entre lágrimas, expresa que tiene que apoyar a sus hijas, la situación en el país está muy mal y no se sienten respaldados. Lo único que piden es que los dejen trabajar.


Las amenazas e intimidaciones las transmiten por medio de balas con notas o teléfonos celulares enviados con personas que se hacen pasar por pasajeros, dejándoles instrucciones que deberán seguir, si no asumirán las consecuencias.



“En las llamadas solo nos dicen que tenemos que cumplir con la cantidad de dinero que nos piden, si no nos matan” aseveró don Faustino.

La extorsión ha desencadenado otras consecuencias en el país, entre ellas: negocios cerrados, migración e inseguridad. Y ha evolucionado, ahora no solicitan el dinero en efectivo, sino por transferencias o envíos por otras plataformas digitales, lo que dificulta el rastro de los responsables y la cuota ronda desde mil a tres mil lempiras semanales.


Existen sospechas que dentro de la policía hay infiltrados, que socializan las denuncias a los mareros y debido a eso ellos no denuncian públicamente.


“Nos da miedo denunciar, nos da miedo trabajar, todo está caro, ¿qué nos va a deparar el futuro?, se pregunta constantemente inundado de temor don Faustino.


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